Reír es la única salida

8.000 días de elterrat.com en la red

martes, 26 de marzo de 2019 • 10:35h

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Celebramos los 8.000 días porque es un número redondo pero es tan redondo como inexacto. La fecha exacta de la aparición de EL TERRAT en internet no la sabemos. Tenemos la misma certeza que tienen los historiadores en fechar pinturas en cuevas o como los GPS, que tienen un margen de error porque no son exactos.

La primera web de EL TERRAT nace en 1996 y estaba alojada en lo que se estilaba por entonces: en una carpeta que te regalaba tu proveedor de servicios de Internet. Tú pagabas una cuota para que te dieran acceso con tu módem de 33k y te ofrecían unas cinco cuentas de correo y espacio web. En aquel entonces, ‘www.redestb.es/user/elterrat’ era nuestra dirección. Una web en HTML versión vete-tú-a-saber compatible con iExplorer pero que, con Netscape, hacía aguas.

En marzo de 1997 se adquiere el costoso elterrat.com y la web pasa por un lavado de cara: se abre alguna sección más, se añade algún gif animado y poca cosa más. En aquellos tiempos, rehacer o añadir cualquier sección requería actualizar cada uno de los archivos .htm (más tarde serían .html) que tenía la web para que los links no dieran error. Tras meses de diseño y maquetación, se reescribe todo el código y nace, a principios de 1998, lo que ya sería la primera y definitiva versión de ELTERRAT.COM

A finales de los 90 y principio del 2000, ELTERRAT se hace cargo, crea y mantiene, todas las webs de los programas de televisión (‘La Cosa Nostra’, ‘Plats Bruts’, ‘Malalts de Tele’…) Programa que estrenábamos, web que le hacíamos. Eran tiempos en que la actualización automática o la programación de contenidos era algo inexistente. La de horas que nos pasábamos abriendo y cerrando documentos para añadir o quitar texto y código. Las imágenes no eran más grandes que un sello de correos. ¿Y el video? Tú lo flipas… Se empezaban a hacer algunas cosillas en video pero todo era en RealVideo (un sistema de arcaico streaming con una resoluciones pésimas y que no superaban los 320×320 píxeles… era como mirar por el ojo de una cerradura).

Aprendimos a escribir código en PHP y el mundo cambió cuando vimos que podíamos dejar contenidos programados para que se publicaran solos. ¡Ouh, mamma! ¡Esto es la revolución! Pese a todo los impedimentos tecnológicos, ya que ni los módems de 56k, ni las RDSI (líneas de teléfono digitales) o el posterior ADSL no era la fibra de hoy, vimos que era el momento de jugar con ‘el internet’ y para ello, colocábamos webcams en plató para ver los programas desde otro punto de vista aunque fuera foto a foto; abríamos chats para comentar los programas en directo (ahora, a esto, le llaman Twitter); retransmitíamos en streaming, tanto en audio como en el precario video, programas de radio; incluso intentamos unirnos a la fiebre de las ‘puntocom’ pero bajamos del caballo justo a tiempo y sobrevivimos; las newsletter para más de 15.000 suscriptores se hacían a mano en e-mails con copia oculta (Google no existía y a Hotmail le daba igual); éramos capaces de retirar toda la web para publicar solo una portada con un mensaje o una sola foto (el SEO ahora destruiría nuestro posicionamiento en Google pero lo haríamos igual si fuera necesario); y mil cosas más hasta que las cadenas de televisión despertaron y vieron que internet y las páginas web podían ser un negocio. Se rompió nuestro juguete y tuvimos que reinventarnos.

En 2001 llegaron los blogs y nos transformamos. La web pasó a ser un blog, Andreu Buenafuente —el principal responsable de nuestra apuesta constante por internet— tuvo el primer blog del país de un personaje conocido (para los millennials: ‘celebrity’), todo lo que hacíamos eran blogs. Las plataformas de video nos liberaron de la losa del gasto inacabable y el lastre del Flash, el ADSL nos permitía mostrar las fotos sin perjudicar la vista de nuestros visitantes y los RRSS (la sindicación de contenidos) permitía estar al loro de todo lo que hacíamos mediante los lectores de XML sin tener que estar constantemente visitando la web. Aún funcionan y es una herramienta tremendamente útil pero se ha perdido la costumbre de utilizarlos.

21 años, 10 meses y 25 días después, la web de EL TERRAT celebra 8.000 días de presencia en la red. La web, ha pasado por 14 reestructuraciones, 13 de ellas con diseñadores y programadores de dentro de la casa. Es la web de una productora de entretenimiento que nunca ha querido ser el mero catálogo estático de las cosas que hace, siempre ha sido un grifo abierto a los contenidos. Actualizaciones constantes y creación de contenidos. Unas épocas muy bien y en otras, luchando contra viento y marea con las modas, las crisis o la burbuja de las redes sociales.

ELTERRAT.COM sigue siendo la apuesta principal para difundir nuestros contenidos. Es —como decimos en catalán— ‘la mare dels ous’ (la madre de los huevos, literal) donde encontrar todo lo que hacemos para cualquier medio, nuestra razón de ser y estar en la red de redes. ¿Arden las redes? Que ardan, nosotros estaremos aquí con extintores.

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