El pasado lunes 28 de octubre (hace ya tanto…) ocurrió algo que hizo que esa semana que recién comenzaba se convirtiera en una de las más especiales de mi vida; sería una semana que, sin duda alguna, quedaría para el recuerdo. En torno a las 10:00 horas, entré a Instagram y vi que el equipo del programa de Movistar+ llamado ‘Late Motiv’ había publicado en sus stories una fotografía de su presentador, Andreu Buenafuente, tumbado en una cama situada frente a la mesa que hay en plató.
Sí, era la misma cama que el propio Andreu utilizó al final de la sección de Facu Díaz en el programa número 604, una sección en la que contó a los espectadores diez cosas que jamás habríamos pensado que podrían suceder durante la exhumación de Franco (a continuación, dejo el vídeo de la sección completa por si te la perdiste o quieres recordarla, porque, aunque es cierto que ese momento histórico, por suerte, ya ha pasado, puede ocurrirte lo mismo que a mí, que cada vez que la veo no puedo parar de reír).
Tras este pequeño intermedio, vuelvo a esa imagen de los stories de ‘Late Motiv’, a la imagen que cambió absolutamente mi semana. Y es que, aparte de que apareciera Andreu, dicha imagen venía acompañada del próximo texto que cito tal cual: «FELIZ LUNES. Hoy es el DÍA IDEAL para dar el PRIMER PASO para cumplir ese SUEÑO que tanto anhelas».
Llámame exagerada, cursi o incluso egocéntrica, pero te juro que me tomé este mensaje como si el equipo de ‘Late Motiv’ realmente lo hubiera escrito solo para mí. Fue toda una señal y, claro, yo quise hacerles caso… Por esa misma razón, me atreví a cometer una pequeña/gran locura que, en parte, era necesaria para cumplir uno de mis sueños: me puse en contacto con la productora EL TERRAT para comunicarles lo gran seguidora que soy de cada uno de sus programas (y, en especial, de ‘Late Motiv’) y preguntarles si podría escribir en una especie de artículo de opinión personal o carta los motivos por los que, desde su primera emisión, me convertí precisamente en eso, en una auténtica fan del mencionado programa y, por tanto, de todas las personas que forman parte del mismo tanto delante como detrás de las cámaras…
Pues bien, aquí estoy y, si ahora mismo estás dedicando unos segundos de tu vida a leerme, puedo afirmar que, efectivamente, el equipo de ‘Late Motiv’ no se equivocaba en absoluto: los sueños pueden hacerse realidad. Es en este preciso instante cuando me gustaría aprovechar para dar un gracias enorme tanto a EL TERRAT como a ti por permitirme escribir lo que siento por vuestro programa y, por supuesto, por leerme.
Para mí, que, al fin y al cabo, solo soy una chica de veintitrés años, alumna de la Universidad de Alicante que ha estudiado el Grado en Español: Lengua y Literaturas (también conocido con el nombre de Filología Hispánica) y el Máster en Estudios Literarios, significa más que muchísimo: significa una oportunidad increíble, significa mi estreno (mi primera vez) en esto de publicar un artículo, significa una experiencia inolvidable para desarrollar mi formación académica y, en definitiva, como comentaba antes, significa hacer un sueño realidad, por lo que, por mi parte, ese GRACIAS será para siempre.
Una vez que ya conoces el auténtico motivo por el que me encuentro ahora mismo sentada en el sofá de mi casa y con el ordenador portátil sobre mis piernas tecleando estas líneas, voy a contarte cómo he llegado al punto de que considere necesario en mi día a día (o al menos, desde el lunes hasta el jueves) ver ‘Late Motiv’, no perderme nunca alguna de sus emisiones y disfrutar de su hora de duración, esa que me recuerda cada noche que, efectivamente, es cierto aquello que suele decirse de que el tiempo pasa mucho más rápido cuando eres feliz, cuando te ríes y, sobre todo, cuando estás a gusto (precisamente, tres de los sentimientos que me produce dicho programa).
Para ello, debo remontarme necesariamente al mes de febrero del año 2016: el primer día del mencionado mes nacía un nuevo canal que ofertaba al público la plataforma de Movistar+, y cuyo nombre y respectivo logo no iba a dejar indiferente a nadie, #0.
Incluir una almohadilla en su denominación, ese signo que precede siempre a los famosos hashtags que tan comunes son ya en nuestras vidas, hizo que el canal pareciera un soplo de aire fresco, es decir, un canal actual, que está a la última. Sin embargo, no todo es una simple imagen y, al menos en mi caso, me despertó un cierto interés descubrir cuál sería su contenido. Pronto me di cuenta de que apostaba por el entretenimiento y de que uno de los programas que emitiría sería el que ya llevaba unos días de emisión: ‘Late Motiv’ de Andreu Buenafuente.
Estas últimas palabras, como sabrá cualquier fiel seguidor, son precisamente las que aparecen en la cabecera que da inicio todas las noches al programa y también las que pronuncia y canta Litus antes de que se abra ese gran telón rojo y aparezca, como diría Miguel Maldonado, «el boUss, el pantera, el mejor, ‘el’ máquina», el gran Andreu Buenafuente. Debo reconocer que ya solo con esta entrada era consciente de que el programa pasaría a formar parte esencial de mi lista personal de favoritos por múltiples razones.
La primera de todas era, como no podía ser de otra manera, la presencia de Andreu: no es mi intención ponerme aquí a repasar su amplia trayectoria, pero, claro, gracias a ella, como el resto del mundo, yo ya sabía quién era Andreu, aunque él no tenga ni idea de quién soy yo (carita triste) y, además, ya era fan suya, por lo que, para mí, el hecho de que él fuera la cabeza de ese proyecto ya sumaba muchísimos puntos para que el mismo me gustara. No me equivocaba; cuando acabé de ver el programa, confirmé una vez más que Andreu jamás defrauda a sus espectadores.
Su humor, su monólogo inicial, su entrevista a Pedro Almodóvar, su forma de gesticular y de expresar todo lo que nos contó y, por supuesto, él en sí mismo fueron piezas fundamentales para el éxito del programa . Rápidamente Andreu se había convertido en el alma de ‘Late Motiv’ y, así, estaba claro que las risas estarían aseguradas noche sí y noche también.
No obstante, el verdadero éxito del programa dependería de muchos más factores, porque, si por alguna razón todavía no has visto nunca ‘Late Motiv’ (déjame decirte que no entiendo cómo ha podido pasar, puedes buscar en esta misma página web, EL TERRAT, en Youtube, en Movistar +; o donde sea uno de sus programas y verlo de principio a fin, porque estoy segura de que vas a pasar un muy buen rato), debes saber que este no es un programa individual, sino un programa colectivo, un programa de equipo y eso, como espectadora, tengo que reconocer que se nota. Y es que, en mi opinión, si por algo ‘Late Motiv’ es posible cada noche, es porque hay un gran equipo de personas que trabajan y se esfuerzan cada minuto por superarse y realizar uno de los mejores programas de entretenimiento de la actualidad.
Solo así se puede conseguir crear a una legión de seguidores que, como yo, estamos deseando de que llegue la noche y no solo para descansar, sino para descansar de todo el día mientras nos relajamos, vemos y nos reímos con ‘Late Motiv’ (y, cuidado, porque después viene ‘La Resistencia’).
Entre la múltiple variedad de oferta que actualmente existe en el mundo de la televisión y que, por fin, nos permite a cada uno ver lo que verdaderamente nos gusta, supongo que hacerse un hueco en la pantalla o, mejor expresado, en el corazón del público y lograr que este o, sin ir más lejos, yo misma sienta tanta admiración por vuestro programa como para que os esté escribiendo todas estas palabras no debe ser una tarea fácil.
En resumen y siempre en mi opinión, ‘Late Motiv’ es un claro ejemplo de lo importante que es en esta vida saber rodearse de las personas correctas. Andreu está acompañado cada noche de personas (cámaras, guionistas, encargados de vestuario y de sonido, y un largo etcétera) que hacen que, en mi caso, por ejemplo, cada noche me reúna en el sofá con mis padres, que los tres nos olvidemos de los momentos malos o de los problemas que hemos tenido a lo largo del día (siempre hay alguno por ahí) y simplemente nos riamos los tres juntos. No hay nada mejor que echarse unas risas y compartirlas, porque la risa, ya lo sabrás, es contagiosa… ¡Cuántas veces no me habré reído yo por escuchar las risas de mis padres! Y eso, equipo de ‘Late Motiv’, no tiene precio…
Principalmente por esto y por haber sobrepasado ya la difícil cifra de las seiscientas emisiones, quiero daros mi enhorabuena o, como diría David Broncano, «mis dieses», de verdad. Ahora bien, tal y como he tratado de reflejar en el título de este artículo, el humor es mucho más que una simple carcajada y, en este caso, el programa también es un buen ejemplo de ello. Se ha escrito muchísimo sobre el humor; de hecho, basta con hacer una pequeña búsqueda en Internet para comprobar que, como apuntaba, numerosos investigadores han centrado sus estudios en analizar las características de este género, pero, puesto que mi propósito aquí ha sido en todo momento ofrecer mi opinión personal, no entraré en cuestiones teóricas.
Sin embargo, en el programa número 604, Andreu invitó y entrevistó a la mítica voz de los reportajes de investigación, Glòria Serra, y, al principio de su conversación con el presentador, dijo una frase que me llamó bastante la atención y que voy a citar, porque pienso que define perfectamente lo que es ‘Late Motiv’: «Reírse de la actualidad sin ofender a nadie y, en el fondo, reírse de uno mismo».
Vale, con todo lo escrito a estas alturas, sé lo que estarás pensando de mí: «esta chica, como es muy fan, no es objetiva en su opinión del programa». Bueno, es cierto que el que me guste ‘Late Motiv’ influye en mis palabras y también es muy probable que, a lo largo del artículo, haya cometido mil errores en mi manera de expresarme (como decía, es la primera vez que me enfrento a la redacción de un artículo y, claro, todavía lo tengo todo para aprender al respecto), pero lo que sí te puedo asegurar es que lo que he redactado y, por consiguiente, confesado aquí, desde la primera hasta la última palabra, es completamente cierto, es lo que siento al ver cada programa, es mi yo más profundo y es lo que necesitaba haceros saber a ti y al equipo del programa de alguna manera.
Sí, queda claro que soy fan de ‘Late Motiv’, pero no lo soy porque sí y punto, sino por todo lo comentado anteriormente y porque, un poco al hilo de lo que declaraba Glòria Serra, considero que es un formato redondo. Explicado en otras palabras, para mí, es una combinación perfecta de tres ingredientes esenciales: entretenimiento, actualidad y, lo más importante, cultura (y todo ello siempre en clave, cómo no, de humor).
El primero de los componentes mostrado, el entretenimiento, queda cubierto noche tras noche gracias, por supuesto, a la ya referida figura del presentador, pero gracias igualmente a cada uno de los colaboradores que, con su correspondiente sección, la cual tiene una duración media de quince minutos, se han convertido en una parte imprescindible del programa. A lo largo de la semana, son muchos los rostros que se sientan en ese mítico sofá de color azul que los espectadores podemos ver siempre junto a la mesa de Andreu (desde nuestras pantallas, a su izquierda). Difícil será ver a un mismo colaborador más de una vez a la semana. Son tantos que no tienen la necesidad de repetir, es decir, cada colaborador tiene asignado un día.
Así es como, de lunes a jueves, nos divertimos con Miguel Maldonado, el rey de los ruiditos, el murciano que nos ha explicado how beautiful es su ciudad, el colaborador que ahora también canta y el que siempre entra al plató con un peculiar baile que nunca conseguirá aprenderse Andreu; Raúl Pérez y sus inolvidables imitaciones (no se le resiste ningún personaje; ha imitado hasta al Rubius, pero, personalmente, me quedaría con las imitaciones de Javier Cárdenas, Manuela Carmena, José Luis Martínez-Almeida y, cómo no, Miguel Ángel Revilla); Javier Coronas y su increíble espontaneidad, esa con la que dice todo lo que piensa sin dejar nunca de sorprendernos; Raúl Cimas y su pequeño cuaderno de tapas negras que, junto a las gafas, le da el toque de seriedad suficiente como para que nos creamos cualquiera de sus historias; Facu Díaz y esos grandes reportajes de periodismo e investigación que muchas veces nos regala a pie de calle; y un largo etcétera de colaboradores que han pasado a lo largo de las cuatro temporadas del programa.
Todos ellos realizan su sección bajo la atenta mirada de un Andreu que, en este caso, es un espectador que, al igual que los que estamos en nuestras casas, se ríe y se sorprende con ellos. Eso sí, sus conversaciones con cada uno de los mismos nos pueden llevar incluso a soltar alguna lágrima provocada por la risa. He aquí un pequeño ejemplo del programa número 573:
Paso ahora a hablar sobre el segundo ingrediente de esta receta «rica, rica» (como diría Carlos Arguiñano) que supone el programa de ‘Late Motiv’: la actualidad. Ya sea en el monólogo, en una de las recién comentadas secciones o en la entrevista con el invitado, no importa que ese día no hayas podido ver los informativos o leer la prensa, porque ‘Late Motiv’ gira cada noche en torno a la actualidad más absoluta: las noticias de última hora son narradas por un ocurrente Andreu Buenafuente que, con su característico humor, a veces directo y otras irónico, hace que las recibamos, al menos, con una sonrisa en la cara (si te apetece seguir disfrutando de más monólogos, como el que tienes aquí mismo, no dudes en recorrer el sitio web donde te encuentras).
Punto aparte merecerían esos momentos en los que Andreu nos advierte de que, aunque solo sean dos minutos, se va a poner serio para dar su opinión: son momentos necesarios, puesto que sus reflexiones nos conducen también a todos los espectadores a reflexionar, lo cual, en mi opinión, nunca está de más.
Y me he reservado para el final de mi artículo el punto que resultó clave, esto es, el ingrediente definitivo que hizo que me enamorara de ‘Late Motiv’: la cultura. Como filóloga y después de haber finalizado el Máster en Estudios Literarios, he de confesar que, durante mis estudios, no solo he leído «unos cuantos» libros, sino que también he tenido que enfrentarme a escuchar el típico comentario que te suelta ese conocido, ese vecino o incluso ese compañero de asiento en el autobús que va camino a la Universidad; sí, me refiero a la gran pregunta, esa que estoy segura de que tú también habrás escuchado alguna vez en tu vida o que, si por casualidad te encuentras a punto de empezar una carrera, escucharás próximamente: «Y eso… ¿Para qué sirve?».
Pues bien, desde aquí, me gustaría responder a esas personas que todavía a día de hoy me lanzan la famosa pregunta que mi formación académica me ha servido, me sirve y me servirá siempre para ser quien yo quiero ser y para estudiar lo que verdaderamente me apasiona, que es la literatura. No sé cómo explicarlo, pero yo soy feliz leyendo un libro y, por eso, me produce tanta pena ver titulares que aseguran que aproximadamente un cuarenta por ciento de los españoles nunca o casi nunca leen.
Ante tal situación, tener la oportunidad de, entre la variada oferta de canales y plataformas, encontrar un programa como es el de ‘Late Motiv’ que apuesta por la música en directo cada noche con esa gran banda que canta y toca (repito) en directo; que apoya y defiende la cultura en todas sus manifestaciones; que tiene guiños, por poner un ejemplo, al cine o a la radio con su sección llamada «Late Radio» o que cuenta con la presencia del colaborador que no podía dejar sin mencionar aquí, Bob Pop, es de valorar y bastante. Cada vez que veo entrar a Bob Pop por el plató me produce una enorme felicidad, puesto que, entre sus reflexiones, siempre guarda un hueco para hacer referencias, sí, ¡a los libros!
No me puede parecer ni más increíble ni más acertado que, en un formato concebido fundamentalmente para el entretenimiento, se dé visibilidad a la cultura y, por lo que a mí me corresponde, a la literatura. En la actualidad, me encuentro compaginando mis estudios en el Máster en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato con el inicio de mi tesis doctoral en la Universidad de Alicante, trabajo cuyo tema principal es el teatro (el género literario por el que más amor siento). Por ese mismo motivo, no puedo más que aplaudir a ‘Late Motiv’: es un programa que permite a los espectadores tener una aproximación con la literatura (Bob Pop, Andreu o quien sea menciona o comenta un libro y cabe la posibilidad de que la persona que lo está viendo y escuchando desde el otro lado de la pantalla se interese por ese libro, lo compre y lo lea) y también con el teatro.
Imposible encontrar las palabras correctas para expresar la felicidad que siento cada vez que veo que el teatro está presente en un programa de televisión (que no sea de La 2). Me quedo con ese ya mencionado telón rojo que se abre cada noche para recibir a Andreu Buenafuente, con esas butacas del mismo color donde se sienta el público que acude al plató y, por supuesto, con ese programa número 527 que estuvo dedicado por completo al teatro; muchas gracias.
El monólogo de esa noche fue muy especial: los guionistas actualizaron el conocido soliloquio de Hamlet que aparece en la obra homónima de William Shakespeare. Andreu, en el papel del protagonista, recitó los versos del célebre dramaturgo y, con ellos y otros que fueron inventados, lanzó una reflexión sobre si los cómicos deben o no dar voz al partido político Vox. La actuación teatral de Andreu comenzó con una pequeña cabecera que, con el título de la obra, simulaba la apertura de un telón y finalizó con un Andreu agradecido ante el aplauso de un público que, levantado, lejos de lanzarle tomates, le tiró rosas.
Lo mejor de todo es que esta actualización de algunas de las grandes obras de teatro no fue producto de la casualidad o de una sola noche. En esta última parte del artículo, te iré dejando paulatinamente todos los vídeos (incluido el ya citado y comentado) en los que ‘Late Motiv’ realiza una sección que no me puede gustar más ni provocar más emoción, la titulada «Clásicos contemporáneos». En ella, tras una pequeña presentación de Bob Pop de la obra que se interpreta en los siguientes minutos, los espectadores podemos disfrutar en la televisión de ‘Ricardo III’ (1633), de Shakespeare; ‘La vida es sueño’ (1635), de Pedro Calderón de la Barca; y ‘Don Juan Tenorio’ (1845), de José Zorrilla.
Poder ver que un programa de televisión hace referencia a obras que he leído en clase me ilusiona enormemente. ¿Quién no te dice a ti que un espectador del programa, al ver a su ídolo representar estas obras de teatro o simplemente hablar de teatro, le despierta el gusanillo por ir a uno de ellos a disfrutar de una representación en directo? Por todo ello y por mucho más, os doy otra vez las GRACIAS.
Me gustaría escribir sobre más aspectos del programa que me encantan, pero creo que ya es hora de finalizar… Al igual que muchísimas personas y muchísimos estudiantes de otras carreras, yo tengo la suerte de poder decir que siento auténtica vocación por lo que hago. Creo que ahí está la clave (la tuya, la mía y la de cualquier persona) y, con este último comentario, me despido de este artículo. En el caso de ‘Late Motiv’, me da la sensación de que también sucede lo mismo: como una espectadora más del programa, siento que el equipo de este disfruta con su trabajo y, así, nos hace disfrutar también a nosotros, los seguidores.
En resumidas cuentas, todos son una piña y todos comparten esas ganas necesarias de querer hacer bien las cosas y de utilizar siempre el humor para conseguirlo. Aquí tenéis a una fan (o sea, yo) que os continuará siguiendo cada noche; que, a partir de ahora, siempre que os vea, recordará lo agradecida que os está por la oportunidad que le habéis dado de publicar el que es su primer artículo de opinión o carta en Internet, lo que me sirve de una enorme ayuda para tener una nueva e increíble experiencia en mi formación académica; que os admira; y que, desde su casa y como diría Manuel Carrasco, no dejará de soñar: ojalá algún día pueda ir al plató a conoceros, a veros en directo, a disfrutar de las risas y a compartirlas con todos vosotros.
Judit Martínez Climent